Ética en la Inteligencia Artificial: Un marco imprescindible para el futuro
En esta entrada, nos sumergiremos en el fascinante mundo de la Inteligencia Artificial (IA), explorando su definición, aplicaciones, formas de aprendizaje y su potencial transformador. Podés escuchar este post a continuación:
La inteligencia artificial (IA) ha transformado diversos aspectos de nuestras vidas, desde la salud hasta la educación, pasando por la economía y el entretenimiento. Sin embargo, su acelerado desarrollo ha generado importantes preguntas sobre su impacto en la sociedad, la privacidad, la justicia y los derechos humanos. Ante esta realidad, se vuelve crucial adoptar una perspectiva ética para guiar el diseño, la implementación y el uso de la IA, de modo que beneficie a todos sin comprometer valores fundamentales.
En este contexto, la UNESCO publicó en noviembre de 2021 su libro “Recomendación sobre la Ética de la Inteligencia Artificial“, un marco integral que establece principios y directrices para asegurar que la IA se desarrolle de manera responsable, respetando los derechos humanos y promoviendo el bienestar social. Este documento destaca la importancia de situar a la ética en el centro del debate sobre IA, para que esta tecnología pueda ser un motor de progreso justo y equitativo.
Principios Éticos Fundamentales
La UNESCO señala varios principios clave que deben regir la creación y el uso de la inteligencia artificial, orientados a garantizar que esta tecnología se alinee con los valores humanos. Algunos de estos principios son:
- Proporcionalidad e inocuidad: La implementación de sistemas de IA debe limitarse a lo estrictamente requerido para lograr un propósito legítimo, teniendo en cuenta que éstos no garantizan la prosperidad ni del ser humano, ni de ecosistemas, ni medioambiente per se, y se debe recurrir a la evaluación de riesgos para prevenir cualquier perjuicio resultante de usos no autorizados, estando la decisión última en manos de un ser humano.
- Seguridad y protección: Se deben prevenir los riesgos de seguridad y se debe tener en cuenta la exposición a ataques (riesgos de protección), para que el acceso a datos sea sostenible, privado y mejore el entrenamiento de sistemas de IA con datos de calidad.
- Equidad y no discriminación: Los participantes en el campo de la IA deben fomentar la equidad y la justicia social, así como combatir la discriminación en todas sus formas, a través de un enfoque inclusivo que asegure que todos tengan acceso a los beneficios de la IA, esforzándose por reducir las brechas digitales y garantizar el acceso inclusivo al desarrollo de la IA y la participación en él.
- Sostenibilidad: Las tecnologías de IA deben ser evaluadas considerando su influencia en la "sostenibilidad", que abarca una serie de metas en evolución constante, como las delineadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
- Derecho a la intimidad y protección de datos: La privacidad debe ser preservada y fomentada en cada etapa del desarrollo de la IA, y se deben implementar marcos sólidos de protección de datos. Es fundamental que la recopilación, uso, compartición, almacenamiento y eliminación de datos para sistemas de IA se realice de acuerdo con el derecho internacional y las regulaciones legales nacionales, regionales e internacionales aplicables.
- Supervisión y decisión humanas: Los Estados Miembros deben garantizar que la responsabilidad ética y legal pueda asignarse en todo momento a individuos o entidades legales ya existentes, entendiendo supervisión y decisión no solo a lo individual, sino también a la supervisión pública. Un sistema de IA jamás podrá sustituir la responsabilidad última de los seres humanos ni su deber de ser responsables ante sus acciones.
- Transparencia y explicabilidad: La transparencia implica que las personas deben recibir una notificación completa cuando una decisión se basa en algoritmos de IA o se deriva de ellos, especialmente cuando afecta su seguridad o sus derechos humanos. La explicabilidad se refiere a hacer comprensibles los resultados de los sistemas de IA y proporcionar información sobre ellos, incluyendo la comprensión de la entrada, salida y funcionamiento de cada componente algorítmico y su contribución a los resultados de los sistemas.
- Responsabilidad y rendición de cuentas: Los sistemas de IA deben ser susceptibles de ser examinados y rastreados, y es necesario contar con procedimientos de supervisión, evaluación del impacto, auditoría y diligencia debida para prevenir posibles infracciones de las normas de derechos humanos y riesgos para el medio ambiente. La responsabilidad ética y la necesidad de rendir cuentas de las decisiones y acciones que de alguna manera se basen en un sistema de IA siempre deben poder atribuirse, en última instancia, a los actores de la IA según sus roles en el ciclo de vida del sistema de inteligencia artificial.
- Sensibilización y educación: Es fundamental promover la cotización y la comprensión del público en relación con la IA y el valor de los datos a través de una educación abierta y accesible, asegurando una participación pública efectiva que permita a todos los miembros de la sociedad tomar decisiones informadas sobre cómo se utilizan los sistemas de IA (y sus datos) y que los proteja de influencias inapropiadas.
- Gobernanza y colaboración adaptativas y de múltiples partes interesadas: Los involucrados en la IA deben respaldar la equidad, promover la justicia social y trabajar en contra de cualquier forma de discriminación. Esto implica aplicar un enfoque inclusivo que asegure que los beneficios de la IA estén al alcance de todos.
Pilares de la Ética en la IA
A nivel operativo, la UNESCO propone cinco pilares fundamentales para asegurar que la IA sea confiable y esté alineada con los valores éticos:
Razonamiento
Razonamiento
Solidez
Solidez
Explicabilidad
Explicabilidad
Transparencia
Transparencia
Privacidad
Transparencia
Ejemplos de cómo la IA está transformando el mundo
Aunque muchos de nosotros no trabajamos directamente en el desarrollo de la inteligencia artificial, esta tecnología ya forma parte de nuestra vida cotidiana. Desde los asistentes virtuales en nuestros teléfonos hasta los algoritmos que personalizan lo que vemos en redes sociales, la IA influye en nuestras decisiones y en cómo interactuamos con el mundo. Por ello, comprender la ética detrás de su funcionamiento no es solo una preocupación para expertos, sino para todos nosotros.
La ética en la IA afecta áreas de nuestra vida tan variadas como la privacidad, el acceso a la información o la toma de decisiones automatizadas. Por ejemplo, ¿Cómo se decide qué anuncios recibimos en nuestras redes sociales? ¿Qué pasa con los datos que compartimos en nuestras compras en línea? Las decisiones que toman los sistemas de IA pueden parecer invisibles, pero tienen un impacto directo en nuestras experiencias diarias.
Uno de los aspectos más importantes de la ética de la IA es la transparencia. Como usuarios, es vital que sepamos cuándo y cómo se utilizan nuestros datos y qué decisiones están siendo influidas por algoritmos. Por ejemplo, si una plataforma de streaming sugiere qué película ver o una IA determina si recibimos un crédito bancario, debemos tener la capacidad de entender cómo se han generado esas recomendaciones o decisiones. De lo contrario, corremos el riesgo de ser influenciados de manera injusta o incluso manipulados.
Otro elemento clave es la equidad. La IA debe ser inclusiva y garantizar que no se produzcan sesgos que afecten a determinados grupos de personas. Pensemos en las plataformas de empleo que utilizan IA para filtrar currículums. Si esos algoritmos tienen sesgos, podrían discriminar a candidatos por su género, raza o edad, limitando el acceso a oportunidades laborales.
Como consumidores de tecnologías impulsadas por IA, debemos exigir explicabilidad y responsabilidad. No se trata solo de disfrutar de las ventajas que estas herramientas nos ofrecen, sino también de asegurarnos de que se utilizan de manera justa y ética. Esto implica estar informados sobre los sistemas que afectan nuestras decisiones y tener la capacidad de cuestionar cómo y por qué esos sistemas actúan de la manera en que lo hacen.
¿Qué Podemos Hacer Como Usuarios?
Si bien no todos somos desarrolladores de IA, hay varias formas en las que podemos participar activamente en el uso ético de estas tecnologías:
Informarnos sobre cómo se utilizan nuestros datos.
Antes de utilizar aplicaciones o servicios que emplean IA, debemos leer sobre cómo se gestionan nuestros datos personales y qué decisiones pueden estar siendo automatizadas.
Ser conscientes del sesgo.
Si notamos patrones de recomendaciones o decisiones que parecen injustas o sesgadas, es importante alzar la voz. Muchas empresas están dispuestas a corregir estos problemas si los usuarios los identifican.
Exigir transparencia.
Debemos apoyar la creación de normativas y políticas que obliguen a las empresas a ser transparentes sobre el uso de IA, ya sea en la publicidad, la banca, la educación o cualquier otro ámbito.
Promover el uso responsable de la tecnología.
Como ciudadanos, podemos participar en debates públicos o apoyar iniciativas que promuevan el uso ético y responsable de la IA, como las impulsadas por la UNESCO.
Conclusión
La ética de la inteligencia artificial no es solo un tema para ingenieros o programadores, sino una cuestión que nos afecta a todos en nuestra vida diaria. Desde la transparencia en el uso de nuestros datos hasta la equidad en las decisiones automatizadas que nos impactan, es esencial que estemos informados y comprometidos con el desarrollo de una IA que respete nuestros derechos y promueva el bienestar de toda la sociedad.
La IA está presente en muchas áreas de nuestra vida, y comprender cómo funciona desde una perspectiva ética nos da el poder de tomar decisiones más conscientes e informadas. En última instancia, el futuro de esta tecnología no solo depende de los expertos que la desarrollan, sino también de los usuarios que exigimos un uso justo y responsable.